Cambio de siglo y fantasmas de cabellos largos
Principios de siglo fue la época del mal llamado cine de fantasmas japonés, después de años de terror norteamericano ramplón y sin ideas propias, Oriente sorprendió con un terror de claves desconocidas, y por tanto fascinantes, para el público europeo, de fantasmas escurridizos y terrores tecnológicos. Ringu, de Hideo Nakata ganó el festival de Sitges del año 1999 y el mismo director recibió una mención por Dark Water en 2002; Kairo, un cuento oscuro sobre fantasmas e internet, de Kiyoshi Kurosawa, ganó en 2001 el premio de la crítica del festival y Llamada perdida, de Takashi Miike se presentó en Sitges en el año 2003 con una aproximación muy personal al tema de la maldición que aunaba fantasmas y tecnología. A partir de entonces, y aunque el festival ha seguido proyectando excelentes películas niponas (Zatoichi, 13 asesinos, Vital, Guilty of romance…), la mayoría se desmarca del terror de fantasmas nipones, que ya muestra síntomas de agotamiento y empieza a visitar lugares comunes. Sadako (el fantasma japonés por excelencia) se convierte en carne de remakes y cine gore de humor.
La entronización del cine coreano: ‘Memories of Murder’, ‘Old Boy’, ‘The Host’
La sala enmudeció: la causa fue un lago travelling lateral de un hombre atacando con un martillo a sus captores con el punto justo de estilo y muchísima violencia. Aquel 2004 tuvo un nombre en Sitges: Old Boy, la historia de un rapto sin sentido y una venganza desmesurada. Fue un filme fundacional, un aviso de hasta donde podían llegar las oscuras profundidades del thriller y adonde podía arrastrarnos la obsesión por la venganza de su protagonista, y del director Park Chan-wook que elaboró entorno a este tema una trilogía en la que Old Boy ocupaba el segundo lugar. Entre los años 2003 y 2004 el cine coreano hizo su salida a escena con tres filmes espectaculares: el mismo Old Boy, el ‘thriller’ policial Memories of Murder y el cuento de fantasmas Dos hermanas. De Park Chan-wook, Bong Joon-ho y Kim Jee-woon, consecutivamente. Tres nombres que darían muchísimo que hablar en los años posteriores. De Kim Jee-woon, por ejemplo, es el ‘thriller’ I Saw the devil, y a Bong Joon-ho debemos la fantástica ‘monster movie’ The Host, que fue la película del año en la edición del festival de 2006. Tiempo después Park Chan-wook nos sorprendió con una cybercomedia romántica y muy loca, la siempre hermosa Soy un Cyborg.