publicado el 15 de abril de 2004
Juan Carlos Matilla | EN LOS ÚLTIMOS MESES, EL NOMBRE DE CALEB CARR ha estado relacionado con los continuos rumores acerca de los problemas de rodaje de la precuela de El exorcista: The Exorcist. The Beginning. Carr fue el encargado de escribir el guión del filme y, según las malas lenguas, ha sido uno de los responsables directos del despido del director Paul Schrader quien, tras finalizar el rodaje, fue fulminantemente despachado por los directivos de la productora Morgan Creek ya que la copia final no cumplía con las expectativas creadas. Como muchos de los lectores sabrán, el proyecto ha pasado a manos del infumable Renny Harlin quien filmará secuencias adicionales con actores distintos. En definitiva, un enorme escándalo que vuelve a demostrar el escaso respeto a la obra de los autores que tienen las mega productoras hollywoodienses.
Menciono este asunto ya que considero que este grave error puede perjudicar la carrera de un escritor que, hasta el momento, se había caracterizado por su brillantez. De hecho, la elección de Carr como guionista de The Exorcist: The Beginning se me antojaba excelente antes del affaire Schrader debido al buen hacer del escritor neoyorquino en materia de literatura de horror. Su obra es una excepción dentro del marco del best-séller americano y eso es lo que debería prevalecer una vez se estrene el malogrado filme.
Publicada en 1994, El alienista fue la novela que le dio a conocer en el mundo entero. La obra es un vibrante relato policiaco ambientado en el Nueva York de finales del siglo XIX que, a diferencia de otras novelas de género contemporáneas, se caracteriza por su pormenorizado estilo narrativo, muy alejado del tono acumulativo y plano de otros autores. El libro está protagonizado por el psicólogo Lazlo Kreizler, "el alienista" (así era como se denominaba a los primeros expertos en psicología), quien es contratado junto a su grupo de investigadores por la policía neoyorquina para investigar los horribles crímenes de un asesino en serie que se dedica a matar y mutilar salvajemente a jóvenes prostitutos (casi una versión gay y pedófila de Jack el destripador).
Descarnada y a la vez reflexiva, El alienista es un refinado libro de horror que sabe combinar la sordidez con la profundidad psicológica. Sus principales aciertos se hallan en la descripción del Nueva York de la época (un lugar sombrío y maldito, asolado por el hambre, el vicio y el crimen, donde parece que no hay lugar para la luz y la razón) y en la incorporación de los curiosos métodos de investigación criminal que se utilizaban en la época (lo que otorga al libro un matiz de reconstrucción histórica muy notable). A medio camino entre la novela gótica y el thriller terrorífico, su lectura no decepcionará a los habituales consumidores de best-séller ni a los lectores que busquen perspectivas insólitas en el cada vez más anodino panorama del actual género detectivesco.