publicado el 14 de enero de 2010
Hernán Panessi | Tetsuo Lumiere:
En la República Argentina se está gestando una nueva escena de cine independiente. Como paladín de este convoy de emergentes cineastas está Tetsuo Lumiere, un Charles Chaplin moderno que ganó la Competencia Argentina del 24º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, una compitición Clase A a nivel mundial. Con una saga completamente diferente al cine contemporáneo, Lumiere desarrolla una novedosa historia “símil” a La Guerra de los Mundos pero con más onda (cinematográfica) y menos recursos (económicos). Charla exclusiva con el director de TL-2: La felicidad es una leyenda urbana.
¿Cómo surge la historia de TL-2: La felicidad es una leyenda urbana?
Hace como 4 años escribí una historia sobre un chico que quería hacer una película como La Guerra de los Mundos, estaba obsesionado con esa película, y su sueño era hacer una película de platillos voladores atacando Buenos Aires. O sea: una versión argentina de La Guerra de los Mundos. Paralelamente tenía muchos ganas de mostrar mis cortometrajes viejos y necesitaba una excusa como para re-editarlos. Entonces, escribí la historia de una persona luchando para conseguir el éxito. Y esa historia resultó ser muy larga y entonces decidí dividir la historia como en cuatro partes (que fueron tres partes). Así, la primera parte se llama TL-1: Mi reino por un platillo volador, la segunda parte de esta historia se llama TL-2: La felicidad es una leyenda urbana y la tercera parte se llamará TL-3: El destino me condena (que espero filmar este año o el año que viene).
¿Qué relación guarda con TL-1: Mi reino por un platillo volador?
En realidad, lo que mucha gente piensa es que TL-2: La felicidad es una leyenda urbana es una secuela. No es una secuela en realidad ni una precuela, sino más bien es un anexo de TL-1: Mi reino por un platillo volador. En un momento de la historia, el personaje vive en la calle (esto se ve en TL-1). Y lo que le pasa en la calle no te cuenta mucho en la primera parte de esta saga de tres películas. En TL-2: La felicidad es una leyenda urbana sí se cuenta. Casi toda la película cuenta qué pasó en el momento él estuvo completamente en la calle: la gente que conoció, dónde vivió y cómo terminó quedándose sin casa. En los últimos 20 o 30 minutos de la película, se ve que pasó inmediatamente después de la muerte de Tetsuo Lumiere que es donde termina TL-1: Mi reino por un platillo volador. El que no vio TL-1 ahora sabe que el personaje principal muere (risas) y también sabe que en realidad no muere, porque hay una segunda parte (risas). En cuanto al humor de esta segunda película, es más directo. Tiene más ritmo y un montaje bastante más rápido. La primera era más lenta a propósito. En la primera parte, el personaje, para llegar a su cometido hacía algunas picardías, algunas travesuras; en la segunda parte no hace travesuras, hace maldades, directamente es una mala persona, como así también los personajes que lo rodean (todos se usan unos a los otros, se mienten, se engañan, algunos están locos). Básicamente, esa es la diferencia. Es un poco más cínica que la primera.
¿Pensaste que ibas a ganar en el 24º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata?
No, en realidad no. Ni siquiera pensé que iba a participar del festival. Me hubiera conformado con estar en alguna muestra paralela del festival. Cuando hice la película la hice para el BAFICI (Buenos Aires Festival de Cine Independiente). Mandé un primer corte y no les gustó. Fui rechazado. Esto fue en abril del 2009, por lo tanto dije: “bueno, ya está”. Si a uno lo rechazan en BAFICI nunca piensa que lo van a aceptar en un festival Clase A (como el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata). Pero bueno, el cine es así. Este país es muy extraño y pasan estas cosas. A partir de que me dijeran que no en el BAFICI yo me relajé un poco e hice algunos proyectos personales. Me tomé mi tiempo para darle el corte final a la película. Me tomé tanto tiempo que, sin darme cuenta, llegó fin de año, se acercaba el Festival de Mar del Plata y me dije: “bueno, lo mando”. Lo mandé pensando que no lo iban a aceptar, pensando solamente en “ya que estoy, lo mando”. Si hubiera terminado antes, la hubiera estrenado durante el año. Pero como me retrasé tanto la mandé al festival y me aceptaron. Estuvo en la Competencia Argentina y fue genial. Yo ya estaba más que satisfecho, contento. Para mí ese era el premio. Fui al Festival de Mar del Plata, estuve en un hermoso hotel con mi novia, y mi idea estando ahí no era recibir ningún premio, simplemente pasar unos días con mi chica, conocer la ciudad y ver un par de películas, nada más. Uno cuando está en el festival, a medida que se iba acercando la fecha de la entrega de premios, uno es humano, y la verdad que uno quiere ganar. Uno dice: “yo de acá me quiero llevar algo, un premio”. También uno sabe que es muy difícil llevarse un premio, más una película tan rara como la mía, tan independiente, es una película muy underground... es una película extraña. En un lugar mío, sabía que no iba a ganar. Después uno comienza a pensar “me encantaría ganar”, porque ¿ganar qué significa? No es sólo el premio o la prensa. Ganar significa que las posibilidades que vos concretes tus futuros proyectos aumenta. Tenés muchas más probabilidades que te digan que sí. Más posibilidades de tener trabajo, de un montón de cosas. Te sirve para crecer artísticamente de una manera más rápida, te ayuda. Bueno, anunciaron los premios y gané. Y lo que sentí fue: “que raro que es esto...”. Me sentí felíz.
¿Qué sentís hoy al poseer ese premio?
No pensaba que una película como la mía podía ganar un festival Clase A. Cuando llegan este tipo de premios son como una palmada en el hombro que te dice “vas bien, muchacho”. Te da como una inyección de energía como para que continúes filmando, es eso. Hace que el camino que viene a continuación sea un poco más sencillo, menos complicado, ayuda bastante. Uno siente que está haciendo bien las cosas. Las veces que mostré mis películas gustaron, pero de ahí a que le guste a un jurado de un festival tan importante es como que a uno lo legitima.
¿Cuál es tu posición respecto a la “nueva escena independiente” que se está gestando en la República Argentina?
La verdad, cuando yo empecé, hace bastante, las películas independientes eran muy caseras, muy defectuosas que, si bien tenían una fuerza y energía genial, tenían fallos técnicos (mal sonido, mal encuadre, actuaciones no tan buenas) y hoy en día, esas cosas no suceden. Las películas suenan bien, los actores son muy buenos, las ediciones están muy bien montadas, están al nivel de muchas películas que uno mira en televisión. Eso a uno lo hace sentir muy bien porque la gente se profesionalizó mucho. Acá, el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires, la verdad, de películas independientes tiene muy poco. Éstas, generalmente, son películas que tienen el apoyo del Instituto del Cine. Para mí, los únicos festivales independientes que hay son el Festival Inusual y el Buenos Aires Rojo Sangre. Ahí se ven propuestas muy diferentes de las que el Instituto del Cine quiere mostrar. Uno ve cosas originales, cosas jugadas, raras y muy bien hechas. En general, este tipo de películas, hasta hace unos años, llegaban al festival y después uno no las veía más. Por suerte hoy en Buenos Aires hay muchos lugares que se proyectan películas independientes; no son lugares muy concurridos, no tienen mucha difusión, la verdad hay varios lugares... hace dos años se hace un ciclo de cine que se llama “No todo el cine argentino es aburrido”, que la verdad que pasan películas diferentes y son films que el Instituto de Cine jamás apoyaría. Y hace poco, salió un sello de películas independientes que se llama Video Flims que editan películas que están completamente al margen de todo el cine industrial argentino (si bien tienen algunas que no me gustan, la mayoría son excelentes películas). Está bueno que las personas se interesen en el cine independiente argentino, que la gente tenga la posibilidad de comprar esas películas. Este sello editó mi primer película, TL-1: Mi reino por un platillo volador. Siento que no sólo está creciendo el cine argentino, sino que está encontrando la manera de que sea difundido (y no sólo por los festivales que nombré). Cada vez hay muchos más lugares en donde se ven este tipo de películas y ahora hay un sello que las agrupa y vende al público interesado en un cine argentino diferente.
Para el que no conoce tu estética, ¿con qué largo o cortometraje sugerís empezar?
Yo elegiría empezar por TL-1: Mi reino por un platillo volador, pero todavía la película no se editó en Europa y tampoco está para bajar en Internet. Este año se va a editar en algún lugar de España. Con respecto a algún cortometraje, si ponen "Tetsuo Lumiere" en YouTube van a encontrar un montón de cosas que básicamente todos tienen como la misma estética, que es de cine mudo. Les diría que miren el work in progress de TL-1, que es un resumen de 6 minutos de la película. Ahí es lo primero que tienen que ver para enterarse, más o menos, lo que hago. Si les gusta, pueden seguir viendo otros cortometrajes y comprar mi película. Si no les gusta, bueno, es probable que no les gusta nada de lo que haga el resto de mi vida.
¿Qué se nos trae Tetsuo Lumiere para el futuro inmediato?
Lo que a mí me encantaría hacer es la tercera parte de la saga, que se llamará TL-3: El destino me condena. La verdad terminé bastante exhausto al finalizar TL-2, por lo que empezar otra película ahora implicaría endeudarme económicamente y ese tipo de cosas. En unos meses comenzaré a corregir el guión de TL-3 (escrito hace muchos años) e inmediatamente haré unos pilotos de programas de televisión (para chicos, cómicos). Creo que en el 2010 tendré otro largometraje (TL-3: El destino me condena o algún otro).