publicado el 27 de enero de 2010
Buried (Enterrado), el thriller del director gallego Rodrigo Cortés, ha deslumbrado en su presentación en el festival de Sundance que se celebra estos días en Park City (Estados Unidos). La historia de un contratista iraquí que despierta encerrado en un ataúd a varios metros bajo tierra equipado con un mechero Zippo y un teléfono móvil agonizante ha gustado mucho en el certamen de cine independiente que promociona Robert Redford. Por ahora, la película ya ha conseguido firmar un contrato de distribución en Estados Unidos con Lionsgate y se considera el primer gran negocio cerrado en Sundance.
Según una nota de SOS Movies, Buried es, hasta la fecha, la película más aclamada en el festival de Sundance, con “reventas de tickets que multiplicaban por diez el valor original de la entrada, ovaciones al final de cada proyección y alabanzas unánimes de la crítica”. Prueba de ello es que 12 horas después de la premiere, que tuvo lugar el 23 de enero, se produjo la firma con Lionsgate y no sin antes protagonizar una guerra de pujas entre distribuidoras. Según las mismas fuentes, se trata de “la mayor venta en los últimos tres años del festival.”
Las críticas alaban la capacidad de Cortés para crear un buen thriller de suspense con tan pocos elementos, una sola localización (el ataúd) y un actor. A pesar de las limitaciones de la puesta en escena y la historia, el film es intenso y atrapa hasta el final.
La película de Cortés, de 36 años, es una producción española de dos millones de euros que se rodó en Barcelona con guión de Chris Sparling y protagonizada por Ryan Reynolds. El próximo proyecto de Cortés será una cinta de contenido paranormal de nombre Red Lights.