publicado el 26 de octubre de 2010
Marta Torres / Luis Rueda | Películas destacadas fuera de la sección fantàstic a concurso.
Inaguración
Los ojos de Julia
(2010) de Guillermo Morales (España)
La película de Guillermo Morales quería tomar el testigo que dejó la muy exitosa El orfanato, de Bayona, estrenada también en el festival de Sitges y para ello contaba con idéntico productor, Guillermo del Toro, actriz principal (Belen Rueda) y espíritu parecido: recoger mil referencias del género y entregarlas al espectador convenientemente picaditas. En este caso, no se trataba de casas encantadas y niños malditos sino del Fotógrafo del pánico, los asesinos en serie y el giallo italiano (aunque un giallo para mujeres, según explicaba Morales). Una mujer ciega y una presencia inquietante que la persigue marcan el punto de partida de un thriller deslabazado, con momentos brillantes pero con una apariencia general de barco que va a la deriva. Demasiados giros, demasiados registros y demasiadas referencias. No triunfó en Sitges y es difícil que triunfe en cartelera. Aunque todo se verá. Se estrena el 29 de octubre. (PS: Los ojos de Julia tuvo una de las mejores recaudaciones de películas españolas, el primer fin de semana arrasó con 1,5 millones de euros).
Secció Oficial Fantàstic Gales
Carne de Neón
(2010) de Paco Cabezas (España)
El caso de Paco Cabezas (Aparecido) es bien particular, pues fue un cortometraje previo el que le hizo ganarse el derecho a poder levantar un filme tan ambicioso como Carne de Neón. Comedia ácida, negra, ambientada en los bajos fondos y protagonizada por a un grupo de proxenetas que se nos presentan como simpáticos supervivientes de la calle. Este filme coral con aromas al cine de Guy Ritchie, tiene bien presente en todo momento su naturaleza de producto cien por cien patrio (especialmente en la chispa de los diálogos y el humor cruel) pero, a su vez, ofrece aromas a thriller anglosajón. En la parcela del diseño de producción Carne de Neón es sobresaliente, colorista, de trazo tebeístico y en su formulación cromática también puede evocarnos al noir asiático... La de Cabezas es una película plásticamente enfática y definitivamente fresca en su formulación, algo bien escaso en el cine español
de nuestros días, por otro lado excesivamente grave en su acercamiento al melodrama y mojigato cuando asume naturaleza de comedia. La idea de sintetizar comedia y drama en el corpus de un filme-denuncia sin caer en lo fácil es la mejor baza de esta convincente cinta. Fantásticos secundarios entre los que sobresale Ángela Molina dando vida a una vieja prostituta con alzeimer o Macarena Gómez como novia yonqui de la estrella del filme, sin duda el chulo perdonavidas interpretado por Vicente Romero. Toda una sorpresa.
Agnosia
(2010) Eugenio Mira (España)
Agnosia es un thriller romántico ambientado en la Barcelona del s.XIX, con guión de Antonio Trashorras y dirección de Eugenio Mira (The Birthday) y es también una película que se presenta al público sin manual de instrucciones. Al thriller inicial se suma más tarde el melodrama, el espionaje industrial, la ciencia ficción (por la extraña enfermedad que sufre la protagonista), la película de época y el retrato asfixiante de una burguesía que vive atrapada en una perpetua obra de teatro. Aunque la médula central del filme es la particular relación que tiene la protagonista, una excelente Bárbara Goneaga, con el mundo que la rodea a raíz de una extraña enfermedad que le hace enfrentarse a la realidad sin filtros que la ordenen y le den sentido. De impecable factura estética que recuerda a Pasolini (magnífico el comienzo, la crisálida donde encierran a la muchacha y la escena final de la catedral), la película no deja de ser el retrato de tres seres desubicados en la Barcelona de fin de siglo. Hermosa y liberadora.
Vanishing on 7th Street
(2010) Brad Anderson (Estados Unidos)
El director de El maquinista ha vuelto a Sitges para presentar un filme sobre una curiosa Apocalipsis que hace desaparecer a toda una ciudad, dejando a unos pocos supervivientes en la tesitura de resistir el ataque de unas sombras misteriosas (¿almas? ¿muertos? ¿demonios?) que les persiguen. La luz es la única salvación posible. A pesar de tener un buen punto de partida, buenos actores y recursos más que suficientes, Anderson y su guionista Anthony Jaswinski desaprovechan las posibilidades de la historia y la deja en punto muerto a los 15 minutos de empezar. Ni siquiera el recurso del grupo atrapado en un espacio cerrado, que tantos réditos dio a John Carpenter o a John Ford,
aportan suspense a una película tan gris y desvanecida como su título. No obstante hay algunos momentos logrados, pocos, como la secuencia inicial del filme, ambientada en un cine, y algunas apariciones amenazadoras de las sombras. Por lo demás, perfectamente prescindible.
Secció Oficial Fantàstic Competició Panorama
A Serbian film (Srpski Film)
(2010) Srdjan Spasojevic (Serbia)
En 1983 David Cronenberg proclamaba el nacimiento de la Nueva Carne en un filme sugestivo y perturbador, Videodrome. A Serbian film se nos presenta como un remedo de esta idea y proclama el nacimiento del nuevo cine pornográfico en un filme que pretende ser una crítica al tratamiento audiovisual de la violencia y el sexo, a la vez que, según el director, quiere ser un retrato de la situación política y social de Serbia. En Sitges la película fue presentada como el plato fuerte del festival, en cuanto a horror, atrocidades y polémica se refiere.
La película juega en dos campos distintos, y por tanto debe juzgarse con dos raseros diferentes. Por un lado se ha puesto en el centro de un huracán mediático que confunde la realidad y su representación (muy adecuado tratándose de debates televisivos), y por otro se encuentra la película en si, con sus aciertos o sus astracanadas cinematográficas. En el primer punto me remito a los artículos que ha escrito Nacho Vigalondo en su blog: ficción es una cosa y realidad, otra; al contrario de lo que piensan muchos opinadores televisivos que hacen creíble el chiste sobre los muertos que se producen en la reconstrucción de
los hechos. Por otra parte, esta “reconstrucción de los hechos” en A Serbian Film es a mi juicio demasiado paródica y exagerada (además de mediatizada en la mayor parte de las veces por cámaras o pantallas), para resultar cruda o agobiante.
Sobre la película en sí diré que me parece una solemne tontería. Al margen de algunos detalles y las ínfulas políticas del director, la película no deja de ser un drama de trama bastante convencional y estética feísta. No hay nada que muestre A Serbian film que no haya aparecido en un filme gore relativamente normal, mientras que su coartada moral, la que en principio debería convertir esta propuesta en una película perturbadora, se queda en la fácil defensa de los valores familiares. Olvidable.
Outrage (Autoreiji)
(2010) Takeshi Kitano (Japón)
Después de años de vagar en solitario con películas como Glory to TheFilmmaker!, el gag más largo jamás filmado, Kitano vuelve con una película sobre la mafia japonesa aparentemente más clásica y convencional; y digo aparentemente porque un mirada más aguda a esta historia sobre enfrentamientos absurdos entre tríadas pone de manifiesto el carácter radicalmente nihilista de la película. Los yakuzas de Kitano se retratan como personajes sin esperanza miembros de una organización criminal que no solo devora a sus hijos, si no que se destruye a si misma. Película de arquitectura abstracta y violencia matemática, Outrage nos presenta un mundo organizado por
y según la traición de manera casi mercantil. Kitano mantiene las explosiones de violencia y el humor negro que les son peculiares pero se aleja del lirismo de Brother o Hana-bi para adentrarse en un mundo de contornos fríos. Tampoco hay honor o amistad… sólo paisajes fantasmales y la nada amenazando al final de cada plano. Outrage es un filme que de alguna manera anticipa un final, sea de las tríadas que lo pueblan, de la confianza en quienes nos rodean o del interés de Kitano
por contar historias.
Stake Land
(2010) Jim Mickle (Estados Unidos)
Con aromas a John Carpenter y al cine de George A. Romero, Stake Land es una cinta plenamente festivalera, fresca, y en cierto modo deseada desde la ritual visión de trailer promocional. En todo caso la inteligencia de su director, anticipando cierta falsa sensación de frescura, nos invita a transitar por un western decadente que, parece aparentemente, hemos visto en reiteradas ocasiones todo y nos resulte particularmente original y entretenido. En ese sentido es plenamente acertado dar al vampirismo el
tratamiento de plaga zombie y tomar ideas prestadas de películas como El último hombre vivo (The Omega Man, 1964) de Boris Sagal o la más reciente Zombieland (Id., 2009) de Ruben Fleischer.
Con Estados Unidos sitiado por la plaga vampírica y el joven protagonista interpretado por Kelly McGuillis en pleno proceso inciático tenemos un cócktail de acción que aprovecha bien variantes como convertir en el verdadero enemigo de la la pareja (maestro / alumno) superviviente a unos fundamendalistas con aromas a los descerebrados guerreros de la carretera de la saga Mad Max. Secuencias como la
lluvia de infectados lanzados desde helicópteros o aquella en que una religiosa huye despavorida por un maizal siniestro bien valen el precio de la entrada. El vampirismo continúa dando buenos réditos y Jim Mickle tiene claro que hay que escarbar en el American Gothic, en el slasher, en las road movies polvorientas. Stake Land es la película de horror y suspense que en el 2009 pudo haber sido Infectados (Carriers) de los hermanos Pastor... Un ejercicio de estilo que por otro lado, nos
dejó en una extraña indefinición. Satake Land sabe donde tiene que golpear y lo hace sin miramientos.
Insidious
(2010) James Wan (Estados Unidos)
Cambio de tercio radical del director de Saw y Death Silence, James Wan, que ahora se presenta con un filme de fantasmas, posesiones y aparecidos que tiene su principal baza en su apuesta radical por el fantástico, lejos de las explicaciones racionales y las ambigüedades que a menudo lastran este tipo de películas. Insidious empieza como una película de corte clásico sobre casas encantadas: familia con niños sin problemas aparentes que ven resquebrajada su convivencia a raíz
de unos extraños sucesos que amenazan su casa. No obstante, pronto abandona las convenciones del género y deriva lentamente hacia lo grotesco para acabar pareciendo una versión algo cómica de Poltergeist mezclada con viajes astrales. Giros, demonios que se pintan los labios de rojo y fantasmas amenazantes son las apuestas de Wan para mostrarnos el Más Allá. Hay que tomarla con humor.
Anima´t
Welcome to the Space Show (Uchu Show e Yokoso)
(2010) Koji Masunari (Japón)
Venía a Sitges con la etiqueta de sucesora de Summer Wars, la ganadora de la sección de animación del año pasado, y esta condición de favorita le ha pesado. Visualmente brillante y muy entretenida, Welcome to the Space Show es una película para todos los públicos que explica la aventura de un grupo de niños y niñas que se ven de pronto perdidos en el espacio, un lugar surrealista poblado por animales parlantes y expuesta a shows televisivos. Al igual que Summer Wars, la película combina los grandes escenarios con problemas íntimos de índole familiar si bien no llega a conmover en igual medida ni su propuesta visual es tan grandiosa. Curiosa, pero no lo suficiente para llevarse el premio de la sección, que en esta ocasión recayó en una película británica.
Secció Oficial Fantàstic Especials Panorama
I saw the devil
(2010) Kim Jee-woon (Corea del Sur)
Para muchos I saw the devil es el mejor filme visto en el presente festival, desgraciadamente fuera de competición, además de la mejor película de un director que nos ha regalado obras pluscuamperfectas como A Tale of Two Sisters o A Bittersweet Life. Su estreno en el Festival de San Sebastián le impidió el reconocimiento que merecía en un Festival, el de Sitges, que va íntimamente unido a la carrera del coreano (premiado hace dos años como mejor director del certamen por su aportación con el espléndido western El bueno, el malo y el raro).
I saw the devil es una obra maestra del cine de psicópatas, un thriller abrasivo que combina con eficacia, la acción, el terror y en melodrama en su naturaleza poliédrica de slasher, policíaco y western caníbal. El enorme actor Choi Min-sik interpreta a un insuperable asesino de mujeres (de connotaciones diabólicas) perseguido hasta el desaliento por un joven agente del gobierno (Lee Byung-hun) al que el maduro asesino arrebató a su prometida. Tras un arranque imponente, la presentación del asesino en su furgoneta amarilla es escalofriante, el filme tomará tintes de tragedia y, más tarde, se irá emponzoñando hasta erigirse en un intensa reflexión sobre la venganza. ¿Puede el
odio convertir a una víctima en un monstruo? Seguramente sí, definitivamente si. Ese es el asunto clave para una cinta preñada de matices e inquietantes lecturas. I saw the devil es una oda al dolor, la angustia, la locura, que se erige en ópera magistral en manos de un arquitecto de pesadillas único, Kim Jee-woon. 143 minutos que saben a poco. ¿Recuerdan la magistral Old Boy de Park Chan-wook? Pues sin desmerecerla, y por comparativa genérica, hemos de decir que I saw the devil es si cabe mejor, más virulenta, más tosca, más perturbadora. Sería una temeridad elegir una secuencia
ilustrativa por encima de otras, pero... por citar alguna reparen en aquella en que el asesino acaba a cuchillazos con los siniestros tripulantes de un fantasmal taxi a media noche... Fíjense en como una sacudida hiperbólica de apenas unos segundos puede desbaratar literalmente las defensas del espectador. ¡Magistral!
The Ward
(2010) John Capenter (Estados Unidos)
The Ward, el esperado regreso del director de Halloween, es un thriller terrorífico que nos sitúa en un hospital psiquiátrico para jovencitas (algo que a priori no parece muy hawksiano). Carpenter, para la ocasión, recupera aromas de Christine (1983) y La boca del miedo (1989) para confeccionar un estimulante filme que algunos han comparado con Shutter Island (2009) de Martin Scorsese. La manera de manejar la cámara del director de Nueva York roza la excelencia, así como el aprovechamiento del espacio y el decorado: véase por ejemplo la espléndida escena de horror en la ducha de jovencitas, el rédito que saca de los pasillos del psiquiátrico o escenas de infarto como aquella da lugar a la huida de la protagonista (sensacional Amber Heard) en un pequeño ascensor de servicios. A la capacidad de Carpenter para hipnotizarnos en una sesión continua de subyugante
suspense se suma al riesgo que asume con un filme que se resquebraja hacia su desenlace tal si fuera un espejo hecho añicos. Notable propuesta que eleva el listón de su carrera y refuerza su ideario de superviviente de la industria norteamericana, por otra parte, voraz y caprichosa. The Ward es un viaje al ideario de nuestra niñez, a las texturas de un cine escindido pero con un discurso plenamente vigente y, en cierto modo, provocador.
Frozen
(2010) Adam Green (Estados Unidos)
Esta película de reducido presupuesto que sitúa a un grupo de jóvenes esquiadores en un telesilla completamente abandonados a su suerte es una de las sorpresas de la temporada. Adam Green, que también presentaba en una sesión golfa Hatchet 2 (2010), relativiza su discurso generalmente emparentado con el slasher y se centra en un humilde survival film con elementos hitchcocktianos y una sencillez pasmosa. Se agradece comprobar como una historia de horror sencilla puede mantener en vilo al espectador sin giros inesperados, trampas morales y, desde luego, apostando por un excelente retrato psicológico. Green utiliza el miedo atávico que el hombre moderno y civilizado tiene a la naturaleza desatada (el frío, los lobos, el hambre, la sed) concentrándolo de manera magistral en apenas cuatro palmos de telesilla de acerocromo. Frozen es todo un hallazgo, un filme sorprendente que en ciertos aspectos nos recuerda por su combinación de mala uva y sencillez a la cinta británica The Children (2008) de Tom Shakland, excelente película que nos impactó en la pasada edición del festival y que todavía no ha hallado distribuidora en nuestro país. A veces el talento no va acompañado del reconocimiento.
Casa Ásia
Fire of Conscience
(2010) Dante Lam. (Hong Kong)
En esta edición del festival casa Asia nos regalaba un filme del siempre interesante director Dante Lam, un especialista en thrillers trepidantes en policíacos preñados de claroscuros. Lamb es uno de los cineastas más estimulantes junto a Johnnie To y Tsui Hark y su filme Fire of Conscience un relato cargado de desencanto. Sus protagonistas son dos policías en redención por motivos sentimentales y añadiría existenciales. Dos tipos que se cruzan en la jungla de vidrio de un Hong Kong más alienado, peligroso y apocalíptico que nunca. Buenas, espléndidas, escenas de tiroteo como la de la tetería (trepidante), viscerales persecuciones y toneladas de plomo para un film directo, estéticamente impecable que acaso desfallezca en ciertas escenas de transición, subrayadas en el exceso de un concepto operístico, muy deudor del cine "made in Hong Kong" por otro lado. Pero ese desequilibrio que incide en la culpabilidad, en el dolor y en la pérdida, a mi entender, con una insistencia desmesurada, reitero, no quita méritos a un thriller de ritmo implacable, con grandes ideas esbozadas sin rubor
(véase el clímax en el garaje con una de las rehenes dando a luz (casi un guiño a Hard Boliled (1992) de John Woo) o embestidas verticales que comienzan en la bastida de un edificio y acaban con un hombre-bomba estallando en mil pedazos en plena calle. Dante Lam con algún aditivo relativizado gracias al despliegue de intensidad y técnica.