publicado el 29 de abril de 2011
Lluís Rueda | Guy Maddin:
Dicen de él que és el más conocido de los cineastas extraños. Este director canadiense amante de las formas vanguardistas y el fetichismo del cine mudo es objeto de una amplia retrospectiva en el Festival Internacional de de Cine de Autor de Barcelona. No ha podido acudir al festival, porque su último trabajo, Keyhole, está en la mesa de postproducción, pero nos ha concedido una entrevista para hablar de sus filias, sus últimos trabajos y su experiencia reciente como jurado en la Berlinale. Maddin es también un habitual del Festival de Sitges, donde su filme Dracula: Pages from a Virgin's Diary ganó el premio a mejor película en el año 2002.
¿Cómo fue su experiencia como miembro del jurado de la Berlinale? ¿Repetiría?
Me encantó estar en el jurado. La Berlinale nos trató como a reyes. Fue, a la vez, maravilloso y a veces, conmovedor, especialmente cuando pensabas en el contraste entre el trato que recibía Jafir Panahi, que debía haber sido compañero en el jurado y estaba encarcelado en Irán, y el trato que recibíamos nosotros, alojados en hoteles de cinco estrellas.
Fue fantástico hablar de las películas con mis colegas, por lo mucho que aprendías de todos ellos. La superestrella de Bollywood, Aamir Khan, estaba en el jurado (¡él y su esposa eran tan dulces!) Isabella Rossellini estaba allí. Es una vieja amiga, pero nunca había tenido la oportunidad de ver películas con ella. Sandy Powell, diseñadora de vestuario de Scorsese también estaba allí. ¡Podíamos hablar de sombreros durante todo el día! Las dos semanas pasaron volando. Además, le di un premio a Bela Tarr y le adoro.
¿Qué significa para usted su nueva película, Keyhole?
Keyhole es una exploración de lo que las diferentes partes de una casa pueden significar para alguien. Es mi intento de adaptar, vagamente, el libro de Gaston Bachelard, “La poética del espacio”, una obra francesa sorprendente de los años cuarenta, un texto fenomenológico que consigue que todo aquel que lo lea entienda su casa en términos poéticos. Yo quería conseguir lo mismo en Keyhole. Pienso que no lo he conseguido, pero en el intento he hecho algo muy bueno de todos modos. Creo que la película es realmente "la autobiografía de una casa".
En sus películas sus personajes siempre se remontan en el tiempo (hacia su familia, recuerdos, infancia…) ¿tiene algo de autobiográfico? ¿Terapia personal?
No lo hago por su valor terapéutico, pero se produce de todos modos. Creo que trabajar con estos materiales realmente toca la llaga de los recuerdos reprimidos durante mucho tiempo y provocan estallidos emocionales. Afortunadamente, cuando esto se produce estoy por lo general solo. No quiero avergonzar a nadie. Soy tan hiper sensitivo que lloro por los traumas reprimidos de los demás, lo que es algo bastante inútil para mí mismo.
El fetichismo es una constante en sus películas. ¿Tal vez un legado de Buñuel o Hitchcock?
Adoro a los dos, pero Buñuel fue mi primer amor. Su viciosa autoestima y su honestidad son todavía fuentes de inspiración para mí. El fetichismo es una especie de confesión, la verdad no puede existir por completo hasta que un fetiche la expone. Estoy en deuda con Buñuel en este aspecto.
¿Por qué está fascinado por el cine de vanguardia y el cine mudo? ¿Podemos hablar de "viejas texturas para un nuevo cine?
En realidad, deberíamos preguntarnos por qué no hay más personas obsesionadas por la vanguardia y el cine mudo. El cine tiene sólo un siglo de antigüedad, no milenios. Hay un número muy limitado de películas por estudiar (aunque no debería decir "estudiar", debería decir "obsesionarse con") pero estas formas tempranas o primitivas del cine son las que deben dar a cada director la valentía para continuar.
Estas formas primigenias de cine deben intoxicar al principiante con su amplia gama de opciones de vocabulario fílmico, tan antiguos como nuevos, y ponerlos a su disposición. Cada director puede escoger cualquier forma de expresión en la película que elija. Y yo he escogido no ignorar el vasto lenguaje de los filmes antiguos. Me encantan y sólo deseo expresarme en este lenguaje por lo menos tanto como con el vocabulario moderno.
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Guy Maddin es, además de director, director de teatro y danza y autor de performances |
Algunos críticos piensan que la "Forma" es más importante en su cine que el "Contenido". ¿Qué les contestaría?
En mi cine lo importante es el contenido. Pero no culpo a la gente por llegar a la conclusión de que me preocupo más por la forma. Me gusta que mis películas sean hermosas incluso en el lenguaje, la construcción de la trama, la composición de la imagen o incluso la apariencia de las sombras, pero para mí lo más importante es la historia. Aunque tengo una extraña manera de demostrarlo.
¿Qué piensa acerca de la diferencia entre el cine de género y las películas "de autor"?
Ahora está todo mezclado. Siempre que trato de hacer una película de género tengo otros diez géneros mezclados en la paleta de artista. No puedo hacer una película de guerra, me sale también un melodrama acerca de la amnesia. Nunca lo entenderé. Pero yo soy un autor. No estoy presumiendo, no es nada para presumir. Yo sólo soy yo mismo.
¿Los proyectos personales son un obstáculo para hacer películas? ¿Para conseguir dinero y exhibirlas?
Eso no me importa. Lo hago porque tengo que hacerlo. De todas maneras, el hecho de presentar algunas de mis películas con elementos en directo (narré My Winnipeg en directo y en Brand upon the Brain había música en directo y efectos), me convierten en algo más cercano a un showman que a un director de cine. Quiero que el público quiera a mis películas, quiero que permanezcan en sus asientos. Así aunque haga películas muy personales, trato de contar las historias de modo que el público se quede en su sitio. Quiero intoxicarles. Quiero hacer que sea peligroso para ellos conducir hasta su casa después de la proyección. (¡Sé que aspiro demasiado alto pero tengo que superar mis límites o nunca voy a entender nada!)
¿Qué dos películas representan mejor su universo? ¿Por qué?
Arcángel y My Winnipeg. Son lo más delirante y honesto que nunca me he atrevido a hacer.