publicado el 1 de febrero de 2004
EL DESCUBRIMIENTO, ACAECIDO EN 1990, de los crímenes cometidos por Jeffrey Dahmer, conocido como el carnicero de Milwaukee, supuso un auténtico mazazo para la opinión pública estadounidense. A pesar de que la historia criminal americana está repleta de asesinos en serie, el caso Dahmer heló la sangre de la población debido a que poseía un conjunto de aspectos escabrosos: prostitución homosexual, sadismo, necrofilia, amputaciones y canibalismo, entre otras lindezas. Además, el aspecto atractivo, juvenil y educado de Dahmer se salía de la pauta habitual de este tipo de criminales. Aceptar que el monstruo podía tener una cara amable y seductora levantó ampollas en la siempre atemorizada sociedad estadounidense.
Las matanzas realizadas por el carnicero de Milwaukee enseguida se convirtieron en materia literaria gracias a las escritoras estadounidenses Poppy Z. Brite y Joyce Carol Oates, dos autoras del todo antagónicas que se basaron en la figura de Dahmer para crear las excelentes novelas El arte más íntimo (Exquisite Corpse, 1997) y Zombi (Zombie, 1995). Poppy Z. Brite, escritora de culto a medio camino entre el underground y el best seller de bolsillo, concibió El arte más íntimo como una escenificación del infierno. Su intención es la de espantar al lector con un catálogo de atrocidades, narradas con todo lujo de detalles, en las que la descripción de los elementos sórdidos, brutales y sexuales es el principal mecanismo narrativo. Dura, árida y extrema, la novela gira en torno a la morbosa relación que se establece entre dos asesinos, inspirados ambos en Dahmer, que deciden unir sus fuerzas para dar rienda suelta a sus salvajes instintos. Calificada por algunos sectores puritanos como homófoba y pornográfica, El arte más íntimo es una espléndida novela de terror, compleja y apabullante, escrita por una autora convencida, al igual que Stephen King, de que el mundo tiene dientes y puede dar horribles dentelladas.
Por el contrario, Joyce Carol Oates (una de las mejores escritoras de la literatura actual y una de las pocas que no se le cae los anillos por cultivar el género de terror) opta por otros recursos dramáticos: el psicologismo y el intimismo, aunque sin rechazar del todo la violencia explícita. Si Brite narra los acontecimientos desde fuera (a pesar de que también utilice la primera persona), Oates construye en Zombi el diario íntimo del asesino en serie para mostrar la naturaleza salvaje y la vez desamparada del criminal. Dudas, miedos, fobias, alcoholismo, asesinatos, pasiones, e incluso, alguna dosis de ternura, conforman este original (por atrevido) mosaico sobre las múltiples facetas del horror. Soberbio y sobrecogedor.