publicado el 17 de agosto de 2009
Blanca Vázquez | No lo entiendo. No logro entender el mercadeo cinematográfico que ningunea a cineastas como George A. Romero, un resistente alabado por la crítica y aupado por productoras que gustan del cine independiente, e incluso grandes estudios como Universal, aunque, todo hay que decirlo, sin el apoyo promocional necesario para abarcar un público amplio. De ahí que no se estrenara este año en salas españolas su penúltima película, El diario de los muertos (Diary of the Dead, 2007). ¿Negligencia?, ¿falta de conocimiento cinéfilo? ¿Abotargamiento comercial? Lo que sea, el caso es que el rey de los zombis ha llegado directo al formato Dvd o Blue Ray, lo cual nos provoca un cierto respiro a quienes esperábamos su polémica cinta.
Y no decepciona en lo más mínimo. El diario de los muertos es una filmación más que curiosa. Es todo un alegato crítico de los tiempos que corren de excesos informativos y vidas alimentadas de materia audiovisual. Vivimos inmersos en una lava tecnológica que nos cubre hasta la pituitaria, y no seré yo quién me queje, al fin y al cabo me sirvo de ella para decirles esto. Hemos pasado de la radio y dos canales televisivos, a pantallas hasta en el añillo de compromiso. Mil y un canales televisivos, blogs, Youtube, teléfonos móviles de generaciones presentes y futuras, minicámaras digitales, circuitos de seguridad, Twitter y demás milongas, todo para que no se nos escape ni una ni dos. Por ejemplo, un fenómeno inexplicable como la catástrofe que supondría en nuestra sociedad la transformación de los muertos en cuerpos que reviven y que además vuelven con un hambre muy carnívora. La muerte de la muerte. ¿Se imaginan el caos? Pues ahí estaríamos unos cuantos para contarlo, como hacen los estudiantes de cine Joshua, Scott, Michelle y el resto de sus compañeros ante lo que comienza con la sorprendente crónica televisiva de un crimen pasional en el que, en pleno directo, los recién muertos comienzan a levantarse.
En una estilo clásico, muy de agradecer con tanta mamarrachada artificiosa del 'mainstream', El diario de los muertos, es un paso más allá en la moda de utilizar el punto de vista subjetivo mediante videocámaras, que comenzará, allá en el 99, con El proyecto Blair Witch, al que han seguido Halloween, Brian de Palma y su Redacted, nuestra estupenda REC, o una nada desdeñable cinta como Monstruoso, eso sí, todas enmarcadas en el género de terror, que muestran la zozobra y el pánico desatado al no saber la verdad de lo que ocurre. O sea, Romero está a la última, aunque venga de tiempos sesenteros, cuando nos presentara a sus zombies con La noche de los muertos vivientes.
Pero advierto, a quién espere encontrar una simple cinta de género, con entretenimiento gore y trozos de carne volando en todas direcciones va dado. Como dice el propio cineasta, los zombies son solo “un as en la manga” para conseguir la financiación sobre sus temas sociopolíticos, dándoles a sus criaturas terroríficas un significado a través del cual criticar la sociedad y divulgar sus opiniones. Fantástico y terroríficamente inteligente.
Miro este diario realizado en una difícil y anárquica técnica narrativa, conjugando imágenes televisivas, videocámara estudiantil, tomas de teléfonos móviles o cámaras de seguridad, grabaciones en youtube y todo el espectro interneril y no veo nada más que crítica social, una gozada. ¿Zombies? ¿Dónde?
No la pasen de largo en el videoclub, nunca como ahora necesitamos preguntarnos, de la mano de artistas como Romero, si las tecnologías nos hacen mejores.