publicado el 26 de agosto de 2009
Julian Doyle:
Lluís Rueda |
Julian Doyle visita Sant Adrià del Besòs (Barcelona) invitado por el equipo del ‘Cryptshow Festival’. Conocido por su extensa colaboración con los miembros de Monty Python en proyectos comunes e individuales, este montador, escenógrafo, iluminador, guionista, realizador y creador de efectos visuales ha colaborado en clásicos como ‘El sentido de la vida’, ‘La vida de Brian’ o ‘Brazil’. Para la ocasión presenta su segundo filme como director, ‘Chemical Weading’, un filme fantástico entorno a la figura del maestro esoterista Aleister Crowley con guión de Bruce Dickinson.
Podemos hablar en castellano, hablo un poquito…
Ya veo que sí…
Mi padre fue brigadista en la Guerra Civil Española y he venido mucho por aquí.
Su última película como director, Chemical Weading, gira entorno a la figura de Aleister Crowley y el guión es de Bruce Dickinson…¿Qué nos puede contar del proyecto?
El encuentro con Bruce Dickinson fue después de un concierto de Iron Maiden de más de dos horas, se dio en el 'backstage'. Yo ya había realizado algunos videoclips para Iron Maiden y conocía bien a Bruce, sus inquietudes. Pensé que no le quedaría voz para hablar después de tal derroche de energía, pero él sacó el guión y me habló durante cuatro horas sin parar, estaba entusiasmado. El guión en un principio se llamaba ‘The Number of the Beast’ como la canción de Iron Maiden y trataba la idea la reencarnación de Aleister Crowley. No era exactamente un 'biopic', más bien la idea del retorno del brujo como un espíritu que posee al protagonista. Su energía y entusiasmo me contagió y decidimos tirar adelante con el proyecto.
¿Conocía usted la película ‘The Magician’ (1926) de Rex Ingram?
Conozco la película, pero no la tengo muy presente. En cambio tengo más en mente el libro que W. Somerset Maugham escribió en 1908 inspirándose en la vida de Aleister Crowley, creo que el film es una adaptación.
Así es.
Era una buena novela… más que el propio Crowley, me interesan los personajes que le rodeaban, aquellos excéntricos miembros de la Orden Hermética del Alba Dorada (“Hermetic Order of the Golden Dawn”)[1].
Un grupo de británicos muy pandemónico.
Dion Fortune, Arthur Machen, William Butler Yeats, Algernon Blackwood, Florence Farr, Austin Osman Spare y tantos otros… Estaban muy influenciados por los francomasones. Eran tipos a cual más interesante.
Fotógrafo, Iluminador, montador, director, creador de efectos visuales, director artístico. ¿Cuál es la faceta que más le realiza?
No hay ninguna faceta en la que me encuentre especialmente mejor que en otra. Cuando comencé a hacer películas con Monty Python, Terry Jones me decía, vamos a hacer cine, échanos una mano. Además de montador hacía de director artístico, colaboraba en la construcción de algunos gags. Realmente me gusta hacer de todo un poco, también disfruto muchísimo en el trato con los actores.
¿Cómo se cruzaron los Monty Python en su vida?
Fue cuando ellos finiquitaron su etapa en televisión. Tras estudiar en la London Film School emprendí algunos proyectos personales. Monté una pequeña productora en la que hacíamos metrajes baratos y publicidad. Mi socio era norteamericano y conocía a Terry Gilliam. Lo primero fue un corto de Terry Jones en el que colaboré como iluminador y después la implicación fue constante.
Y llegó ‘Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores’.
Te contaré algo al respecto: aún cobro generosos 'royalties' de Los caballeros de la mesa cuadrada. Fue un presupuesto modesto que hoy día genera muchos réditos… La película se financió con la ayuda de gente como Led Zeppelin y Pink Floyd, ¡imagina! La industria no daba ni una libra. Ja, ja, ja, de hecho, no sé que hago trabajando a mi edad, las películas de aquella época, como Los caballeros de la tabla redonda o La vida de Brian se siguen vendiendo muchísimo y dan mucho dinero.
Con Terry Gilliam colaboré en proyectos algo más caros, ya era otro nivel. Recuerdo Las aventuras del Barón de Munchausen, tiene una escenografía espléndida, pero engaña, era casi todo artesanal… Había mucha imaginación y oficio en aquellos decorados tan barrocos.
Como ya se ha dicho casi todo de 'Brazil' de Terry Gilliam, me gustaría que me explicara algo sobre ‘Erick el Vikingo’ de Terry Jones, una película por la que tengo debilidad y que no funcionó tan bien como se esperaba…
Recuerdo el rodaje. Las escenas navales se rodaron en dos inmensos tanques de agua en unos estudios y en el equipo hacíamos apuestas para ver quien caía antes al agua. Agitábamos unas inmensas planchas de metal para crear el efecto de las olas y aquella carcasa se movía como un demonio, ja, ja… Tengo muy buenos recuerdos de ese rodaje,
lo pasamos de fábula.
Dicen que es usted el séptimo Python y eso es casi como ser el quinto Beatle.
Ja, ja, nunca lo había pensado. Creo que se decía de Gilliam lo del sexto Python. La verdad es que es una etapa de la que me siento orgulloso, fue muy creativa.
¿En qué trabaja en estos instantes?
He escrito una obra de teatro y queremos montar una gira. El protagonista es Fiedrich Nietzsche, es una idea muy divertida en torno al concepto del ‘superhombre’. Nietzsche está obsesionado con Wagner y no deja de pensar en su figura. Al final el fantasma del músico establece contacto con el pensador y mantienen unas interesantes conversaciones. Me gusta resucitar a complejos personajes de la historia y hacerlos interactuar en argumentos delirantes y surreales.
Una última pregunta, ¿cuál es para usted el sentido de la vida?
¡Que pregunta más complicada! (Risas). Trabajar en lo que a uno le gusta, crear mundos con elementos que tienes al abasto. Es mágico, cualquier faceta del cine lo es. Pero la vida no es solo trabajo. Me considero un hombre de valores, he sido activista contra la guerra de Irak y creo en un mundo más justo. Mi padre, como comentaba, fue brigadista internacional aquí en España, luchó en la Guerra Civil y admiro lo que hizo. Intento ser un hombre de convicciones.
(Acaba la entrevista, Julian ojea las páginas de 'Freek! Magazine', medio con el que compartimos esta entrevista. Sonríe, le llama la atención un artículo sobre cómics de terror: '¿Quién dijo miedo?', de José Luis Vidal).
Mira, Vincent Price. Recuerdo sus películas de serie B.. ja, ja. Me ha hecho recordar que a veces me decían ‘que bien ha quedado este montaje’ yo asentía, pero realmente era horroroso, plagado de errores. Nunca sabes donde empieza la genialidad y termina el caos, las películas de Vincent Price y Roger Corman tenían ese extraño equilibrio.