publicado el 10 de octubre de 2010
Pasado el primer fin de semana de actividad y películas, empiezan a perfilarse los primeros aciertos, y las primeras decepciones del Festival Internacional de Cine Fantástico de Catalunya. Hasta ahora la sección oficial a concurso ha sido bastante irregular: la uruguaya La casa muda, que se esperaba con expectación, se ha revelado como un ejercicio de estilo vacío de contenido y repleto de tópicos y trucos de guión. En cambio, Secuestrados, del director español Miguel Ángel Vivas, similar a priori a la película anterior por el uso del plano secuencia, se ha rebelado como un filme directo y contundente que narra el calvario que sufre una familia retenida por unos ladrones en su propio domicilio.
The Last Exorcism, una cinta que narra otro hecho escalofriante con los modos de un falso documental, ha gustado bastante a pesar de un giro final innecesario. Fuera de concurso, ha sorprendido positivamente Carne de neón, un filme del español Paco Cabezas que emula el universo canalla de Guy Ritchie.
Por su parte, Rubber, un filme francés que cuenta la historia de una neumático asesino que recorre el desierto de Arizona, ha triunfado como una propuesta original y algo marciana. La película ha caído bien entre el público y la crítica y es una de las pelis más vistas del festival si bien es una propuesta demasiado menor para optar a premio, en parte porque se adecua más a las medidas de un cortometraje.
Más diversidad de opiniones ha suscitado el filme inaugural Los ojos de Julia, el thriller dirigido por Guillermo Morales e interpretado por Belen Rueda que quiere seguir los pasos de El orfanato. A la manera que su predecesora, la película tomas referentes clásicos, en este caso Peeping Tom o los gialli italianos y los adapta a los gustos del gran público. El resultado es algo vacilante.
La película de Zhang Yimou, A woman, a gun and a noodle shop de Zhang Yimou, que adapta en clave colorista y teatral la película Sangre fácil, de los hermanos Coen, se ha quedado a medio camino de cumplir las expectativas creadas. La película recupera en estilo de las películas clásicas chinas de aventuras, para crear una versión burlesca y desprejuiciada de la película original. La película es una lección de narrativa cinematográfica trufada de postales. Un divertimento sin sustancia.
The Ward, de John Carpenter, ha sido, de lejos, la película más vista del festival hasta ahora (si bien no concursa en la sección oficial) con dos sesiones con todas las entradas vendidas. En la estela de Shutter Island, la historia se adentra en los vericuetos de la mente de una mujer encerrada en un manicomio. La película está maravillosamente filmada, con escenas memorables que recuerdan a Suspiria (Dario Argento) o Vampiros. Un guión, por fuerza, engañoso, y una conclusión precipitada de la historia lastran algo sus muchos aciertos y complican su aceptación entre el público.
La mexicana Somos lo que hay, un filme de caníbales ambientada en los barrios marginales de México DF, paga los errores de principiante de su director, Jorge Michel Grau. Película mediana y algo dispersa para una idea brillante. Destaca por las buenas interpretaciones de sus actores y el retrato sórdido de descomposición de una familia "diferente".
El recibimiento de Agnosia, la segunda película de Eugenio Mira, autor de la interesante The birthday, ha sido más unánime. No ha gustado demasiado. La película, que se ha presentado fuera de concurso, rehuye las etiquetas de género y se mueve en un terreno resbaladizo entre el melodrama y el thriller de misterio. Ambiciosa y difícil de catalogar, la película ha caído mal por la interpretación de Eduardo Noriega y su apuesta por el melodrama desatado por encima de las convenciones del género, un pecado en Sitges. A pesar de lo dicho, es una buena película con más aciertos que errores. Agnosia convierte a la Barcelona del siglo XIX en una Italia retratada por Visconti.
Tampoco ha gustado demasiado Kaboom, la película de Greg Araki, aunque desde Judex tenemos que defender esta extraña, siniestra y frívola historia, más densa de lo que parece, que demuestra que el síndrome de Peter Pan puede ser una forma válida de encarar el cine fantástico.
Aún quedan por ver varios platos fuertes: los filmes Bebevilled y Red Nights, Dream Home o la polémica A serbian Film además de la ganadora en el último festival de Cannes, Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lives, del director tailandés Apichatpong Weerasethakul.
Además de películas, el festival ha entregado el premio del festival al actor Vincent Cassel, que además presentaba película: Notre jour viendra de Romain Gavras. Además, el director Eugenio Martín, autor de Pánico en el Transiberiano, ha recibido el Premio Nosferatu en homenaje a su carrera.