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publicado el 8 de noviembre de 2010

A Serbian film: algunas claves para entender un despropósito

Marta Torres | ¿Cómo es posible que la proyección de un thriller de terror con imágenes epatantes, la ya conocidísima A Serbian film, se encuentre en la fiscalía por un presunto delito de exhibición de pornografía infantil? Ignorancia e hipocresía moral se han alimentado mutuamente de manera que a la lógica de la polémica, que alimentó el mismo festival con presuntos fines publicitarios, siguió la lógica del escándalo. Noticias amarillistas, tertulias ávidas de sensaciones fuertes y una moralidad mal entendida, fueron alimentando una inmensa bola de nieve que acabó por estrellarse contra las puertas de un juzgado. Aquí tenéis algunas de las claves que explican, aunque no del todo, tamaño despropósito.

Los hechos

La Fiscalía de Barcelona está investigando si la proyección de la película A Serbian Film, que incluye escenas de sexo con menores (ficticio), en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges es o no un delito contra la libertad sexual. También investiga si su director, Srdjan Spasojevic, debe ir a los tribunales.

Antes que esto, un juez prohibió de manera cautelar su exhibición en la Semana del Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián y se incautó la copia a causa de una denuncia de la Confederación Católica Nacional de Padres y Familia y de Alumnos (Concapa).

La primera demanda, no obstante, fue interpuesta por FAPMI, una asociación contra el maltrato infantil frente al Defensor del Pueblo después de liderar una campaña contra el festival de Sitges. La demanda acabó en la Fiscalía de Barcelona.

Los pases de la película se han suspendido ya en el Festival de Terror de Molins de Rei y en el festival de Málaga, FANCINE, a la espera de que la Fiscalía se pronuncie sobre el caso. Por su parte, la Asociación Videográfica Española Independiente (AVEI) ha remitido un listado de webs españolas y extranjeras a través de las cuales se puede descargar la película al Juzgado nº 4 de San Sebastián, a la Fiscalía y a otros Organismos como el Ministerio de Industria y Cultura, solicitando la aplicación de medidas cautelares.

Mientras tanto, el filme gana el premio a mejor película en Estoril (la polémica vende) y se comercializará en DVD en el Reino Unido, Francia y se estrenará comercialmente en las salas de Serbia.

Una errónea campaña publicitaria

A Serbian film fue presentada por Ángel Sala como la película oficialmente polémica en el pasado 'Festival de Cinema Fantàstic i de Terror de Cataluña- Sitges 2010'. “No pienso volver a verla”, dijo Sala en la rueda de prensa, y alertó de que, por primera vez en Sitges, vigilarían que no entrara ningún menor de 18 años en la proyección -extremo que se cumplió escrupulosamente-. Según su director, Srdjan Spasojevic, A Serbian film es una película que quiere reflexionar sobre la realidad serbia, destrozada por la guerra y las luchas fraticidas, a la vez que indaga sobre la condición de “víctima”. Por este motivo, porque quiere golpear al espectador, emplea imágenes voluntariamente abyectas inspiradas en la pornografía y en las snuff movies, hasta un punto que, en mi humilde opinión, pueden resultar carnavalescas por exageradas y moralizantes. La película toma la forma de un thriller y recurre al flashback para desvelarnos el descenso a los infiernos que ha sufrido el protagonista de la cinta, un actor porno en horas bajas contratado para hacer la película pornográfica definitiva. A Serbian film es obvia y algo chapucera. Está lejos de las pretensiones de Martyrs o de la lúgubre y desesperanzada A l’interieur, por citar otras obras “polémicas” presentadas en Sitges, pero esto, que sepamos, no es aún un delito penado por la ley.

Una película fuera de contexto

Si leyeran que en una película se ven de forma explícita “escenas de sexo entre una niña de 12 años y un hombre adulto en un lúgubre motel de carretera” o bien muestra “como un adulto estimula a un bebé sexualmente” seguramente pensarían en pornografía infantil de la peor calaña. Sin embargo, se trata en el primer caso de Palíndromos, del reconocido director independiente Todd Solonz y una de las más ácidas reflexiones sobre el aborto que se ha visto en los últimos años, y en el segundo, de Resacón en las Vegas, un filme entre socarrón y canalla estrenado en 2009 con bastante éxito de público. Son sólo dos ejemplos de cómo una frase fuera de contexto o una opinión mal entendida pueden llevar al equívoco o incluso terminar en los juzgados.

En el caso que nos ocupa la "bola de nieve" ha tomado dimensiones esperpénticas. El primer aviso vino de parte de una crónica hecha por una periodista de la agencia EFE que sí vio la película y que aseguraba en su escrito que A Serbian film es "la cinta más brutal de la temporada e inventora del newborn porn (porno recién nacido). Ya se verá por qué". Al tiempo que dejaba caer frases como "Uno de los momentos más impactantes se produce, precisamente, cuando un recién nacido, todavía con la sangre en su cuerpo y con su madre postrada, es penetrado por un adulto".

La crónica se limitaba a narrar algunas de las escenas que aparecían en la película como si se tratara de hechos reales. No había valoraciones, ni opiniones, ni análisis, ni contextos. No decía nada, por ejemplo, del lenguaje de la imagen ni de sus códigos, nada sobre el cine como arte incómodo, como espejo de nuestras realidades más oscuras o como removedor de conciencias. En la crónica de EFE, sólo contaba la carnaza, la narración falsamente objetiva de unos hechos que no son reales, el morbo por señalar las imágenes como fuente de placer por parte del público. Quizá habría que pedir a EFE que la próxima vez enviase a Sitges a un crítico de cine o a un periodista cultural más riguroso.

Nueva carne para la vieja televisión

Existe un atajo secreto entre una de las escenas más polémicas de la película (la que presenta gráficamente el nacimiento del nuevo cine pornográfico) y la proclamación del nacimiento de la nueva carne en la fundacional Videodrome. La película de David Cronenberg va más allá de las reflexiones sobre el poder de los medios audiovisuales y escenifica nuestra insana relación con ellos en una de las escenas más famosas de la ciencia ficción. El director canadiense acaba fusionando al protagonista de la película, un director de una televisión por cable, con la pantalla de su televisor, ávida de carne humana. En Videodrome no es el cine, sino la "caja tonta", quien mejor digiere materiales como la violencia, la tortura y la pornografía, ya que forman parte de su misma esencia y se adaptan mejor a su inmediatez irreflexiva.

En la vida real las pantallas catódicas han demostrado la misma voracidad que en la ficción. De las noticias en diarios con frases explícitas se pasó a los debates televisivos. Picó el anzuelo el programa Las mañanas de Quatro, dirigido por Concha García Campoy, a la sazón un show de actualidad ligeramente sensacionalista. Armada con un ejemplar de El Mundo, que había publicado una crónica detallada sobre la película, la periodista y sus tertulianos crucificaron a Angel Sala a la voz de "Yo no soy pacata, pero...". Hay que decir también que el director del festival no supo dar demasiados argumentos en defensa de la proyección del filme y la televisión hizo con él y con la película lo único que sabe: convertirle en un chivo expiatorio de sus propios pecados.

Por el contrario, el director de la Semana de Terror de San Sebastian, José Luis Rebordinos, ya tenía la lección bien aprendida cuando acudió a Euskal Telebista a que le entrevistaran por el mismo motivo que a Sala: por querer proyectar una película que los medios consideran "inadmisible". Rebordinos habló de la diferencia entre realidad y ficción y del derecho de ésta última de retratar a la primera, incluso en sus aspectos más oscuros y sórdidos.

El diablo es el montaje

Pero ¿cómo imputar un caso de delito de pederastia a la exhibición de una película de ficción? Hay dos escenas donde se muestra sexo con menores en la película. En la primera se ve claramente que la víctima es un muñeco de látex animado (además, la escena está mediatizada por un video y la acción no se muestra claramente). En la segunda, sí hay un menor pero según el director, no participó en el rodaje de la escena y los planos en los que aparece se grabaron en días distintos.

Según el artículo 189 del Código Penal, será castigado con la pena de prisión de tres meses a un año o multa el que distribuya, exhiba o facilite material pornográfico en el que no habiendo sido utilizados directamente menores o incapaces, se emplee su voz o imagen modificada. A pesar de que los menores no participaron en las escenas, su imagen sí aparece en ellas mediante un inserto. El montaje cinematográfico sitúa en el mismo espacio al menor y al abuso sexual. A este hecho se amparó la jueza de San Sebastian para parar la proyección y secuestrar la copia de la película y podría ampararse la Fiscalía de Barcelona para condenar a los que la exhibieron.

Ambiguedad moral y legal

A Serbian film ha puesto de manifiesto un tabú fuertemente enraizado en la cultura occidental que tiene que ver con la pornografía y, sobretodo, con la relación de la sexualidad y la infancia. Por este motivo, mucha gente tiende a juzgar este tipo de contenidos al margen de si se trata de ficción o realidad, esté a favor o en contra de lo que se cuenta o está más o menos codificado por el imaginario colectivo (los sets de snuff movies, por ejemplo). Hay muchísimos ejemplos en la historia del cine de películas que han querido un paso más allá en la representación de la violencia o el sexo y siempre ha sido la aceptación por parte del público y sobretodo, el tiempo, el que acaba por dar la razón, o no, a un director y a su propuesta. A Serbian film, por desgracia, no ha suscitado debates de estas características (como sí lo hizo Martyrs, por citar un ejemplo) y sí mucho escándalo moralizante, empeñado en ver pornografía donde no la hay.

Esperemos que todo quede en nada a fin de evitar que la inseguridad jurídica convierta en una aventura peligrosa la decisión de proyectar una película. Filmes tan distintos como la comedia comercial Resacón en las Vegas, la épica Novecento de Bertolucci, la provocadora Saló de Pasolini o Palíndromos de Tod Solonz insinúan o directamente muestran escenas que a la luz de una sentencia en contra de la película quedarían en entredicho. En la práctica esto implicaría un pase previo de las películas seleccionadas para los festivales, ya que muchas de ellas no han sido calificadas por el Ministerio de Cultura.

Los límites del horror

Aunque FANCINE, el festival de cine fantástico de Málaga (11-19 noviembre), no pudo proyectar A Serbian Film como tenía previsto, sí introdujo el tema en una charla titulada "En el límite del horror", sobre los límites de la representación, el terror y su relación con la sociedad. Moderada por Francisco Sánchez, coordinador de la programación de Fancine, contó con la participación de los directores Tom Six (The Human Centipede), Patrick Steele (True Nature) y Mike Hostench, subdirector de Sitges Festival de Cine Fantástico de Cataluña.

Aquí tenéis un extracto

    Si queréis profundizar más en lo ocurrido, aquí tenéis una magnífica cronología de los hechos elaborada por Proyecto Naschy que pone de manifiesto, entre otras cosas, qué papel han jugado los medios generalistas en esta historia.


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