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film malade

publicado el 28 de julio de 2008

'Miss Muerte', onceava película de Jesús Franco, es la última de las producciones fantástico-terroríficas –“Meditaciones sádico-necrofílico-erótico-sofisticadas”, en definición de Román Gubern [1]– que el director madrileño rodó en España a mediados de los años sesenta. En cierto modo, se trata de una especie de prolongación / superación de los anteriores títulos fantásticos de Franco realizados en nuestro país, 'Gritos en la noche' (1961), 'La mano de un hombre muerto' (1962) y 'El secreto del dr. Orloff' (1964), aunque conviene señalar que el film es, en primer lugar, como indica el propio director, fruto de una frustración: “No tenía que existir 'Miss Muerte'. Ocurre que la censura me ponía reparos a un guión que pensaba hacer en coproducción con Francia, para Serge Silbermann, y que se llamaba 'Al otro lado del espejo'. No me lo prohibían del todo, pero imponían retoques por todas partes. Así que me planté y les dije que me negaba a introducir aquellos cambios (...) En vez de ésta voy a hacer otra de terror. Como a vosotros eso os parece una gilipollez, y os meáis de risa cuando se os habla de castillos misteriosos y gatos negros, y ahí sí que no os metéis con nada mientras no se vea ni una teta, pues voy a hacer otra de esas y ya está” [2].

Pau Roig | Carlos Aguilar señala acertadamente en uno de sus imprescindibles artículos, la intervención en el filme de dos de las más reputadas figuras del cine francés de los años sesenta, el productor Serge Silberman y el guionista Jean-Claude Carrière, asiduos colaboradores poco tiempo después de otro ilustre director español, Luis Buñuel, no parece casar demasiado con el carácter de película continuista que, superficialmente, aparenta Miss Muerte: “La participación en funciones decisivas de dos profesionales de tamaña envergadura podría explicar que, en un nivel más profundo, Miss Muerte delate un cierto propósito de trascender los anteriores trabajos del director. Pero, conociendo bien el cine de Jesús Franco, se advierte que tal hipótesis sería desacertada. Este innegable espíritu de superación (...) en nada refleja a quienes fueran los colaboradores, sino que parte de unas concepciones que, inconfundiblemente, nacen y mueren en Jesús Franco, y se revelan, de forma directa y hasta desafiante, tan pulp como en los económicamente más modestos títulos anteriores del autor” [3].

Analizada en el conjunto de la obra del cineasta, la película, rodada entre el 3 de mayo y el 19 de junio de 1965 con el presupuesto más elevado hasta entonces manejado por el director, diez millones de las antiguas pesetas, se revela, efectivamente, como uno de los puntos de inflexión más importantes de la primera etapa de su carrera, que en los años siguientes se desarrollará en su mayor parte en Alemania y Francia, generalmente inscrita en la serie B y la serie Z y muy poco o mal distribuida en España. Precisamente en Francia, Franco conseguirá realizar Al otro lado del espejo en 1973, protagonizada por una mujer joven (Emma Cohen) que asesina a todos los hombres que pretenden entablar relaciones amorosas con ella, obedeciendo así los dictados de su difunto padre (Howard Vernon de nuevo), suicidado por celos tiempo atrás.

Al igual que en sus anteriores incursiones en el cine fantástico, Franco plantea en Miss Muerte una original y personalísima revisitación / recreación de algunos de sus géneros favoritos, omnipresentes en mayor o menor medida a lo largo de su inabarcable filmografía, como el expresionismo alemán de los años veinte, el cine de terror y de intriga norteamericano de los años treinta y cuarenta, los seriales y folletines de misterio, el jazz, pasada por el filtro, com no podía ser de otra manera, de su particular sentido del humor (negro) y de su pasión por el erotismo y el melodrama. Pero a diferencia de Gritos en la noche, La mano de un hombre muerto y El secreto del Dr. Orloff, la película que nos ocupa revela, con toda su intensidad y hasta las últimas consecuencias, incluso más que algunas de los posteriores y más personales trabajos del director, quizá con la excepción de Necronomicon / Succubus (1967), todas y cada una de las constantes y características de su obra, ofreciendo una alambicada red de homenajes y referencias cinéfilas –la cita textual al filme Un condenado a muerte se ha escapado (Un condamné à mort s’est échappé, 1956) de Robert Bresson que abre la película, sin ir más lejos – y literarias – la caracterización de Nadia / Miss Muerte [4]– sin parangón en el cine europeo de género de los años sesenta y setenta y casi imposibles de apreciar en una primera visión. De esta manera, el conjunto adquiere “un tono sutilmente distinto, más siniestro, más delirante, por momentos puramente alucinado, de abierta impronta onírica, en los límites de la abstracción”, alcanzando unos niveles de significación y fascinación hasta entonces no alcanzados por el autor [5].

Apoyado en el ejemplar libreto de Jean-Claude Carrière, basado según rezan los títulos de crédito en una historia de David Khune (en realidad, el mismo Jesús Franco), con destacadas influencias de la estupenda novela La novia iba de negro (1940) de William Irish (seudónimo, a su vez, de Cornell Woolrich), el director español invierte, o mejor, pervierte, el esquema tradicional de les películas sobre científicos enloquecidos: el mad doctor de turno es aquí una perversa científica de personalidad soterradamente lésbica, Irma Zimmer (Mabel Karr), y el monstruo, es decir, el resultado de sus experimentos, una bailarina de night club, Nadia / Miss Muerte (Estella Blain, actriz y cantante francesa desgraciadamente fallecida por suicidio en 1981), con los centros nerviosos manipulados. Tras la muerte del Dr. Zimmer (Antonio G. Escribano), ocurrida después de la humillación sufrida en un prestigioso congreso neurológico por parte de tres colegas más jóvenes, Vikas (Howard Vernon, el actor fetiche del director, más conocido por su estupenda caracterización del siniestro Dr. Orloff), Moroni (Marcelo Arroita-Jáuregui) y Kallman (Cris Huerta), su hija Irma decide vengarse. Para ello, decide llevar hasta las últimas consecuencias las teorías de su padre, convencido de la posibilidad de dominar la voluntad humana mediante la intervención con electrodos en los centros nerviosos, convirtiendo a una atractiva y extraña bailarina que desempeña junto a un maniquí un turbador número erótico-macabro, en un especie de autómata a sus órdenes que seducirá uno por uno a los tres científicos para asesinarlos inmediatamente después a sangre fría.

A pesar de lo delirante (y extravagante) de la propuesta, Franco trasciende en todo momento el argumento del filme y sus recursos más previsibles (especialmente por lo que respecta al inteligentísimo protagonista masculino, Frazer, interpretado por Fernando Montes, o la parte final, ambientada en el castillo / mansión de la familia Zimmer), mediante un excelente trabajo de puesta en escena, determinante a la hora de dotar el conjunto de una atmósfera entre onírica e irreal de un gran poder de sugestión. El director aprovecha a la perfección la contrastada fotografía en blanco y negro de Alejandro Ulloa, en su única colaboración con Franco, con reminiscencias del expresionismo alemán (la historia, por imposición de la censura, está ambientada en un país centroeuropeo indeterminado, ambiente absolutamente ideal para los propósitos del director), y el efectivo trabajo de dirección artística de Tony Cortés, con un laboratorio que nada tiene que envidiar al de cualquier producción norteamericana sobre científicos enloquecidos de similares características. Mención aparte merece el reparto, en el que brillan con luz propia las dos actrices protagonistas. La actriz argentina Mabel Karr (seudónimo de María Isabel Campolongo, esposa de Fernando Rey), en un papel inicialmente pensado para Ana Castor, actriz descubierta por el propio Franco, protagonista de dos de sus películas anteriores, Labios rojos (1960) y La mano de un hombre muerto, que se negó a aparecer media película con el rostro quemado, realiza una poderosa interpretación de Irma Zimmer, aunque su papel queda un tanto en segundo plano debido al poder de fascinación que ejerce Estella Blain en la piel de un personaje impagable que, por causa de su función argumental, “supone una magnificación enfermizamente masoquista de representaciones de la Muerte como la parca griega, la banshee celta o la anciana con guadaña occidental” [6]. Como es habitual a lo largo y ancho de su filmografía el propio director se reserva un papel pequeño pero muy significativo, el del inspector de policía Tanner, curiosamente, o de manera no tan curiosa, nombre del personaje protagonista de Gritos en la noche.

Estrenada en Francia con el título un tanto absurdo de Dans les griffes du maniaque, la película se conoce también a nivel internacional como The diabolical Dr. Z, Le diabolique docteur Z, Miss Death y Miss Death and Dr. Z in the grip of the maniac. En España se estrenó con un año de retraso y pasó prácticamente desapercibida. De hecho, ni siquiera fue distribuida en vídeo y aún no se encuentra disponible en DVD.

    NOTAS:
  • [1] “Minihistoria informal del cine español de terror”, revista Fotogramas, nº 1173. Barcelona.

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  • [2] Entrevista con Jesús Franco, revista DeZine, nº 4, San Sebastián, 1991.

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  • [3] AGUILAR, Carlos (1998): “Miss Muerte”, en Antología crítica del cine español. Ediciones Cátedra / Filmoteca Española. Madrid. Página 598. Jean-Claude Carrière también colaboraría con Franco en su siguiente película, de nuevo realizada en coproducción con Francia, Cartas boca arriba (1966).

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  • [4] El turbador número erótico-macabro que ésta realiza, debido a su caracterización (una malla de red que ciñe el cuerpo por completo, de forma que intensifique el atractivo carnal a la vez que imposibilite el acceso sexual), recrea la compleja fantasía masculina de la “puta virgen”, tan del agrado del Marqués de Sade, uno de los escritores preferidos del director (Antología crítica del cine español, Op. Cit., página 599). Para adentrarse un poco más en el particular universo erótico de Jesús Franco, resulta muy interesante la lectura de BASSA, Joan; y FREIXAS, Ramon (1996): Expediente S. Softcore, sexploitation, cine S. Futura Ediciones. Barcelona.

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  • [5] Antología crítica del cine español, Op. Cit., página 598.

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  • [6] Antología crítica del cine español, Op. Cit., página 599.

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    FICHA TÉCNICA Y ARTÍSTICA:

    España / Francia, 1965. 82 minuts. B/N. Dirección: Jesús Franco Producción: Luis Laso, para Hesperia Films / Speva Films Guión: Jean-Claude Carrière, a partir de una historia de David Khunne [Jesús Franco] Director de fotografía: Alejandro Ulloa Música: Daniel White Dirección artística: Tony Cortés Montaje: Jean Feyte Intérpretes: Mabel Karr (Irma Zimmer), Estella Blain (Nadia / Miss Muerte), Fernando Montes (Frazer), Guy Mairesse (Bergen), Howard Vernon (Vikas), Marcelo Arroita (Moroni), Antonio G. Escribano (Profesor Zimmer), Cris Huerta (Kallman) Fecha de estreno: 15 de agosto de 1966.

    * Publicado originalmente en DATA nº 19 (Algeciras: primavera 2002), págs. 20–22.


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